LA LEYENDA DE PAPALAGUINDA

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La historia que será relatada a continuación, es de tradición oral, y gracias a ella conocemos el origen del nombre del paseo de Papalaguinda, en León.

Sobre el siglo X, el Rey de León tenía por costumbre visitar al abad de un monasterio que se encontraba, según dicen, ubicado donde actualmente se encuentra la iglesia de San Claudio.

En uno de esos días en que el Rey fue a visitar al abad, llevó consigo a su hijo el príncipe, y, mientras paseaban se fijaron en que una mujer campesina estaba vendiendo guindas. Al verla, el príncipe le dijo a su padre que quería unas guindas y el Rey las mandó comprar.

Pero el monarca acordó con su hijo que no se las daría todas, por precaución de que se las comiese muy seguidas y le hicieran daño, por ello, cada vez que el príncipe quisiera una, debía pedírsela a su padre.

Continuaron camino del monasterio y de vez en cuando el príncipe le pedía una,

“papá, la guinda”. Así todo el camino.
Una vez en el monasterio, el rey y el abad se pusieron a charlar, pero el Príncipe cada poco les interrumpía y decía, “papá, la guinda”. El abad sorprendido por las interrupciones, pues no entendía lo que decía, le preguntó al rey que era lo que el joven quería. Así, el rey le relató lo sucedido en su camino hacia el monasterio.
Depués de aclararlo, el abad se hechó a reír y le hizo tanta gracia, que le dijo al rey: “Con el permiso de Vuestra Majestad, quiero que a partir de hoy, el llamado Camino del Calvario, sea llamado el Camino de PAPALAGUINDA”.